Protección para antigal que estaba siendo urbanizado – tribuno de jujuy 26-12-09

Tradicionalmente, los antigales eran sitios respetados. Ya sea por miedo o por la memoria de los antiguos humahuaqueños que allí vivieron, la gente pedía permiso antes de entrar o los evitaba.

Pero el aumento poblacional de la Quebrada ha terminado por quebrar esa visión del mundo y, en la ciudad de Humahuaca, tres familias se han asentado en el antigal de Santa Bárbara. Hay, en medio del sitio arqueológico, una casa ya construida y tres viviendas precarias recientemente levantadas.

El hecho trajo revuelo y la inquietud creció hasta que el Concejo Deliberante tuvo que tratar el tema en una sesión extraordinaria el 22 de diciembre. Marcelo Cáceres, presidente del cuerpo, Juan Carlos Vargas, Alfredo Quispe, Felipe Madrigal, Lidia Galindo y Julio Díaz, vocales, estuvieron reunidos desde pasadas las once de la mañana, para tratar una legislación que le ponga punto final al asunto.

El cuerpo legislativo comunal, que cuenta con dos representantes de las comunidades aborígenes por medio del Movimiento de Participación Comunitaria, logró, hasta casi las catorce redactar la ordenanza que satisficiera a los humahuaqueños en general, y a una barra de jóvenes militantes indigenistas que participaron de la sesión. Cabe destacar que, tras el extenso cuarto intermedio en el que se pulió el texto, se lo aprobó por unanimidad.

La reciente ordenanza lleva el número 696, y comienza por decir que: “el reclamo de los vecinos del barrio Santa Bárbara, representantes de las comunidades aborígenes del Pueblo Omaguaca, organizaciones y personas interesadas en la protección del patrimonio de los humahuaqueños, respecto a la situación del Sitio Arqueológico Santa Bárbara-Humahuaca, ancestralmente conocido por las comunidades originarias del Pueblo Omaguaca con el nombre de Lugar Sagrado El Antigal…que en las últimas semanas fue posesionado por beneficiarios de adjudicaciones municipales de lotes destinados a la construcción de viviendas, en detrimento del estado de conservación…”.

Cita a las leyes provinciales que lo sostienen, para afirmar, luego, que el lote 1 de la manzana 96 es parte integrante del sitio, y que “atento al marco normativo legal resulta de inmediata intervención por parte de las autoridades del Concejo Deliberante de la Municipalidad de Humahuaca, como consecuencia de la ausencia de Políticas de Estado Provincial destinadas a la protección, custodia y preservación de los Sitios Patrimoniales”.

Por ello revoca el otorgamiento de esos lotes y dictamina la inmediata suspensión de las obras comenzadas, al mismo tiempo que promueve su puesta en valor a cargo de la Unidad de Gestión de Patrimonio conjuntamente con una comisión creada para tal fin con la participación de las comunidades del Pueblo Omaguaca. Manda al Ejecutivo a que realice las tareas de delimitación, protección y cercado, con la participación de la Secretaría de Cultura y Turismo de Jujuy y la comisión. Una vez delimitado, el Ejecutivo municipal se deberá abstener de urbanizar un radio de 50 metros en derredor.

RELATOS DE UNA VECINA DEL BARRIO STA. BARBARA

“La gente que vive desde hace pocos años no está muy enterada del sitio”, nos cuenta Laura Gallardo, una vecina del barrio de Santa Bárbara.

“Pero la mayoría está muy indignada con lo que está pasando. Muchos ya habían pedido permiso para construir ahí y siempre les habían dicho que no. Antiguamente todos sabían que no había que tocar ese lugar. El Centro Vecinal tiene proyectos para poder preservar el lugar, pero en noviembre vinieron con las máquinas y empezaron a arrasar todo, churquis, airampos, todo lo vegetal autóctono y la gente no entendía nada.

Nos quedamos mudos, y esa misma noche ya llevaron materiales, piedras, y ese lugar, encima, es un desagüe, es una quebrada. Si la cerrás, el agua va comiendo más al sitio arqueológico. Hay mucha gente que necesita, sin embargo se le dio en otros lugares, y siempre dejaban este espacio. Ahora construyeron en forma precaria dos o tres familias. Y el miedo es que vayan avanzando más porque nunca se lo alambró porque la gente lo respetaba. Lo que queremos es que ese lugar se conserve”.

De esta manera se destaca la diferencia entre los lugareños que supieron respetar el lugar, en contraste con la actitud de quienes no tuvieron reparos en derribar todo para instalarse, sin importar el valor del suelo que pisan.

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